A través de la Unidad de Información Pública hoy sabemos que la 37 Muestra Nacional de Teatro que organiza el INBA, evento a desarrollarse en la ciudad de San Luis Potosí durante 10 días en el próximo mes de noviembre, tendrá un costo global de seis millones de pesos, de los cuales la entidad aporta el 50%; se trata de una relación financiera natural entre Federación-Estados y que pareciera no ser onerosa ni superflua.
Si nos detenemos a pensar que la inversión para la creación escénica durante este 2016 por parte del Gobierno del Estado es infinitamente menor a la referida, nuestra perspectiva debería de cambiar. No obviemos que las actividades impulsadas en el sector durante el presente año (Encuentro Estatal de Artes Escénicas en espacios no convencionales y el Programa Nacional de Teatro Escolar) se realizan con recursos federales.
Soñemos un poco: lo que más debiera importarnos como gremio artístico, y en sintonía a nuestras autoridades culturales, es fortalecer la creación artística, fomentar la profesionalización, generar fuentes de trabajo y crear públicos.
Sigamos soñando: con tres millones de pesos se podrían pagar 150 funciones a $20,000.00 c/u para los grupos locales; o se podrían financiar 12 puestas en escena con los creadores de la entidad asignándoles $250,000.00 a cada una con el compromiso de que realizaran breves temporadas de 15 o 20 presentaciones.
Si como afirman las autoridades el asunto es que veamos el mejor teatro que se realiza en el país, con esa cantidad se podrían traer al menos 30 compañías de toda la nación para que cada una de ellas realizara tres presentaciones y compartiera con el público y la comunidad artística sus procesos de creación; o si el fin fuera la formación profesional, se podrían contratar maestros para que impartieran 6,000 horas clases pagando cada una de ellas a $500.00… Si realmente nos pusiéramos serios, se podrían articular todos estos ejes de acción en un proyecto integral, y así darle un uso decente a nuestros impuestos.
Visto desde esta óptica, los recursos económicos que hoy en San Luis Potosí se desvían de su aplicación prioritaria no van a ser transferidos a actividades más sustantivas en consecuencia a esta reflexión, las autoridades no van a rectificar sólo porque se organicen cartas de exhorto.
El problema radica en que la distancia entre autoridades y ciudadanía se vuelve cada vez más abismal; en todos los ámbitos de la vida social se impone el autoritarismo. En las artes y la vida cultural se replica el esquema: los funcionarios deciden por los artistas sin permitir su participación en la toma de decisiones y el diseño de las políticas públicas.
Ante lo evidente, no deberíamos guardar silencio.
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